Controversia: Dar información personal para el censo , ¿obligatorio o voluntario? - Canadá

Una reciente controversia se ha generado desde el seno de la Statistics Canadá, agencia de estadísticas canadiense. El gobierno conservador de ese país anunció a finales de junio que la versión larga de formulario censal  de 2011 ya no será obligatoria por razones de privacidad. Según esto, los canadienses que reciban el formato largo del cuestionario del censo pueden negarse a rellenarlo. Ante esta situación, Munir Sheikh, el jefe de Estadísticas de Canadá, dimitió el pasado miércoles por la decisión de reemplazar el censo obligatorio por uno voluntario, basado en la encuesta permanente de hogares.

Para el ex funcionario no es posible sustituir una encuesta voluntaria por un censo obligatorio. Consideró que dadas las circunstancias sólo quedaba ofrecer su dimisión al primer ministro. El ministro de Industria, Tony Clement, aceptó la renuncia con gran pesar. El gobierno, por su parte, defendió la decisión aludiendo a su convicción de que los canadienses no deberían verse obligados, amenazados de multas, cárcel, o ambas, a dar información privada y personal alguna. Sheikh, un economista de 62 años de edad, ha trabajado en el gobierno desde principios de 1970 asumiendo cargos que dan lugar a polémicas. Al asumir oficialmente en el organismo de estadística hace dos años, debió afrontar una transición altamente problemática debido a las finanzas del organismo. En su gestión, Sheikh seguía de cerca cada publicación de datos y cada análisis emitido. Cambió la organización y presentación de los datos en el organismo. Además, debió generar ingresos de formas ingeniosas, ya que el presupuesto propio de Statistics Canadá había sido reducido. Pero si bien su estilo ha sido resistido por algunos de sus empleados, nadie ha cuestionado públicamente su integridad.

Esta controversia viene a sumarse a las tendencias que han puesto en el ojo de la tormenta a la implementación de censos en países desarrollados como Alemania o Inglaterra. Si bien no se cuestiona precisamente la necesidad de contar con información para la aplicación eficiente y efectiva de políticas públicas, se interpelan duramente sus metodologías y los altos costes que conllevan. En este caso, además, se pone a prueba la autonomía y neutralidad de las agencias que generan información para fines públicos, amenazadas por los poderes políticos. La decisión sobre los formularios del censo generó fuertes críticas por parte de un amplio abanico político en Canadá, desde ministros y economistas hasta defensores de las artes y líderes religiosos.