Iglesias y grupos religiosos de Brasil crearán campañas para guiar a los fieles utilizando clasificaciones únicas para declarar su religión a los funcionarios del censo 2010.
En celebraciones y reuniones informales, los acólitos comenzaron a recibir recomendaciones para dar el nombre completo del grupo al que pertenecen para que éste esté debidamente representado en la encuesta. Los sacerdotes y pastores informaron que la base de datos utilizada por los encuestadores tiene, por ejemplo, 48 ítems con la palabra "luterano" y 27 con la palabra "católica".
La Iglesia Católica, que concentraba el 73,6% de la población en base a la encuesta realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) para el Censo 2000, inició por su parte una campaña de movilización por medio del arzobispo de Río, d. Orani Tempesta. En un comunicado enviado urgente a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) y a todas las parroquias del país, pidiendo que los fieles sean informados al fin de las misas que deben indicar que pertenece a la Iglesia Católica Romana.
"Tomamos la iniciativa de pedir a los fieles a responder correctamente, sin limitaciones, diciendo:" Soy católico "o" Yo soy un cristiano ", dice el arzobispo. "A menudo las personas no toman en cuenta los nombres técnicos y el censo puede ser engañoso porque puede estar arrojando respuestas incorrectas."
Sólo al 11% de los brasileños se les preguntará sobre este tema, puesto que las estadísticas sobre la religión se obtendrán por medio de muestras. Al 89% restante de los que deban cumplir con el cuestionario de base no se les interrogará sobre el particular.
"Como sólo una pequeña parte de la población tendrá respuesta a esta pregunta, no puede haber grandes diferencias cuando la información se proyecta del 11% al 100%", afirma el arzobispo d. Orani.
Uno de los objetivos de las campañas de las distintas religiones y cultos es evitar distorsionar los datos con respuestas muy genericas sobre la población. Los líderes religiosos también temen que las respuestas muy específicas seleccionen de forma adversa a grupos muy pequeños, "pulverizando" determinadas denominaciones en las decenas o cientos de subdivisiones.
Así, las iglesias evangélicas y los centros espirituales difunden directrices para estandarizar las respuestas de sus fieles. "Si las personas dicen que son cristianos, la muestra puede estar mal calculada. Si se enumeran 500 denominaciones diferentes, el número de evangélicos del sector podría reducirse", reflexiona el reverendo Guilhermino Cunha, Catedral Presbiteriana de Río.
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